miércoles, 18 de mayo de 2011

A proposito del carrete antes de la huelga. Recordando a Luis Emilio Recabarren




Durante las movilizaciones de este año, hemos demstrado que una gran convocatoria es posible y que gente descontenta se ha cansado del abuso y la represión, de las políticas de la derecha, la concertación y el PC que han venido agravando la desigualdad e ignorando los derechos de los estudiantes y trabajadores. Ya estamos cansados de nuestros señores políticos, han aprobado proyectos mineros y de energía que destruirán lo más hermoso de este país: Sus recurzos naturales. 
Las convocatorias han atraído muchas personas, cada cual con sus posicionamientos y sus formas de lucha, sean pacificas o violentas todas las formas de lucha son válidas ante tales abusos. Empero, los y las que salimos a la calle a denunciar y a manifestarnos invertimos tiempo, ganas y rebeldía para cambiar esta horrible realidad mientras otros caen en la lógica individualista y prefieren otras actividades antes de luchar por sus derechos.
 El centro de Santiago está lleno de antros, pubs, botillerias, CFT's, universidades. Los estudiantes frecuentan lo nombrado constantemente, no tengo problemas con el consumo, cada quien es libre de hacer y actuar, no obstante pongamonos a pensar un minuto....
¿Es justo que mientras miles de compañeros y compañeras nos manifestemos y luchemos por lo que creemos justo, mientras que otros simplemente no apoyan, a veces critican, y lo peor, no hacen nada más que mirar como ilusos espectadores a los y las que si movemos la maquina de la rebelion?

Dejo el tema abierto, para mí no es problema el consumo de bebidas alcoholicas, porque no hay nada mejor que servirce una cerveza cuando hace calor o cuando se compate con un amigx, empero existen instancias y tiempos determinados para esto, no mientras a la vuelta de la esquina luchan jóvenes combatientes contra la represión con poesía y barricadas. 

A continuación una carta desde la cárcel de Tocopilla en 1904 sobre este tema.  

  
  
Doña Embriaguez

Todo el mundo reconoce que el vicio de la embriaguez es el peor de los vicios, porque él
acarrea todas las fatales consecuencias que abruman a la humanidad.
Casi es creencia general que el pobre bebe más que el rico, pero esto es un error. Lo que
el rico gasta en una noche, muchas veces, el pobre no lo alcanza a gastar en un año. Más
días en el año pasa borracho el rico que el pobre. Y si esto no se nota es porque los ricos son
menos que los pobres y aun más resistentes en atención a su alimento mejor.
Si los pobres se dieran exacta cuenta del mal irreparable que se hacen a si mismos con el
vicio de la embriaguez y si sintieran un poco de más amor por sus familias, no trepidarían
en abandonar este vicio.
El licor les quita el trabajo, el pan, el vestido y el hogar y aun el honor.
Da pena considerar que innumerables seres sufren las consecuencias del vicio.
El licor es la pyerta de la cárcel, del prostíbulo y hasta levanta patíbulos.
La afrenta de este vicio sólo la recibe el pobre. El rico queda libre.
Pero de la embriaguez sacan un beneficio aquellos caballeros ricos que se llaman
Errázuriz, Tocomal, Urmeneta, Subercaseaux, Concha y Toro y otros que son los ricos
grandes fabricantes de vinos y otros licores. Todos estos como patrones y como gobernantes
de Chile hacen su agosto fomentando la embriaguez pues así explotan doblemente al
pueblo.
Mientras el trabajador presta su apoyo comercial a todos esos caballeros, tendrán que
sentir sobre sí el peso de la tiranía y de ia explotación.
El que menos de esos caballeros tendrá diez millones de pesos; Errázuriz tiene cuarenta
millones, todos salidos del bolsillo del pobre obrero, por medio del engaño, del vicio y de la
explotación del salario y otros medios de que se valen.
Con ese dinero pagan soldados y desgraciados que se convierten en verdugos del pueblo.
Esa es nuestra desgracia.
Abandonemos el vicio del licor, compañeros, ya veis los males que nos ocurren. Alguna
vez siquiera pensemos en aliviar nuestros males; alguna vez siquiera pensemos en la
felicidad de nuestra familia.
.
¡Abajo la embriaguez! iMuera el licor!
¡Viva el honor de los'trabajadores!
Luis E. Recabarren S.
Cárcel, Tocopilla.