Adorno, Theodor
Adorno, Theodor Wiesengrund (1903-1969) - Breve biografía.
Filósofo alemán postmarxista, sociólogo, crítico literario y musicólogo y hasta compositor, uno de los principales representantes, junto con Horkheimer y Marcuse, de la primera generación de la Escuela de Francfort, o de la teoría crítica. Estudió en la universidad de Francfort y, de 1928 a 1938, se asoció al «Institut für Sozialforschung», del que fue siempre uno de sus miembros más activos, si no el que más. En 1934, huyendo del nazismo, marcha a Oxford y, cuatro años más tarde, a los EE.UU. Tras unas primeras obras de sociología de la música, en las que analiza las contradicciones de la sociedad en cuanto se reflejan ya en el mismo fenómeno musical (aduce la música de Schönberg, vecino suyo en Los Ángeles, como ejemplo de independencia del influjo social y de la industria cultural, que tiende a «cohesionar» a
la gente con el sistema vigente), instalado ya en América, publica Fragmentos filosóficos (1944), reeditados como Dialéctica de la Ilustración (1947) y Minima Moralia (1951), obra hecha de aforismos, para oponerse al espíritu de sistema de Hegel, y toma parte en investigaciones empíricas hechas sobre la personalidad autoritaria (1950). En 1953, regresa a Francfort y al año siguiente se hace cargo de la dirección del Instituto de Investigaciones Sociales, que de nuevo se ha instalado en Alemania. En esta época toma parte en la segunda fase del debate sobre la lógica de las ciencia sociales, o sobre el método de las ciencias sociales, genéricamente denominado Methodenstreit y publica Dialéctica negativa (1966). Muere en Suiza sin terminar la que pudiera haber sido su mejor obra, Teoría estética (1970). En sus obras se muestra crítico respecto de la dialéctica de Hegel, del marxismo y de las filosofías -que denomina ontológicas- de Husserl y Heidegger.
La primera de sus obras importantes, la mencionada Dialéctica de la Ilustración, escrita en colaboración con Horkheimer, durante la guerra, es una crítica a la razón instrumental, concepto fundamental de este último autor, o, lo que es lo mismo, una crítica, fundada en una interpretación pesimista de la Ilustración, a la civilización técnica y a la cultura del sistema capitalista (que llama «industria cultural»), o de la sociedad de mercado, que no persigue otro fin que el progreso técnico. La actual civilización técnica, surgida del espíritu de la Ilustración y de su concepto de razón, no representa más que un dominio racional sobre la naturaleza, que implica paralelamente un dominio (irracional) sobre el hombre; los diversos fenómenos de barbarie moderna (fascismo y nazismo) no serían sino muestras, y la vez las peores manifestaciones, de esta actitud autoritaria de dominio.
En Dialéctica negativa intenta mostrar el camino de una reforma de la razón, con el fin de liberarla de ese lastre del dominio autoritario sobre las cosas y los hombres, que arrastra desde que es razón ilustrada. Opone a la filosofía dialéctica inspirada en Hegel -y, por tanto, al marxismo-, que reduce a identidad o a sistema de las cosas a través del pensamiento, superando sus contradicciones (y al mismo positivismo lógico, que cree adueñarse de la naturaleza mediante las teorías científicas), el método dialéctico de la «no identidad», de respetar la negación, las contradicciones, lo diferente, lo disonante, lo que llama también inexpresable: el respeto del objeto, en fin, y el rechazo del pensamiento sistemático. La razón sólo deja de ser dominadora si acepta la dualidad de sujeto y objeto, interrogando e interrogándose siempre el sujeto ante el objeto, sin saber siquiera si puede llegar a comprenderlo.Este aspecto de admisión de lo irracional (dice que lo irracional es justamente pensar según las categorías tradicionales que suponen una reafirmación de las estructuras sociales injustas e irracionales de la sociedad) le lleva a valorar el arte, sobre todo el vanguardista, ya de por sí problemático -la música «atonal» de Schönberg, por ejemplo-, porque supone una independencia total respecto de lo que representa la razón instrumental. En el arte ve un reflejo del mundo real.
Textos del Autor
- Epistemología y ciencias sociales
- La disputa del positivismo en la sociología alemana (pp. 1-180)
- Prismas
- Televisión Y Cultura De Masas
- Teoría estética.
Althusser, Louis
Althusser, Louis (1918-1991) - Breve biografía.
- Dos o tres palabras (brutales) sobre Marx y Lenin
- Guía para leer El capital
- Ideología y aparatos ideológicos del estado
- Para una crítica de la práctica teórica
- Lo que no puede durar en el partido comunista.
Filósofo marxista francés, nacido en Birmandréis, cerca de Argel. Hizo sus estudios en Argel, Marsella, Lyon y en la École Normal Supérieure de París. Hecho prisionero por los alemanes en la guerra, no llega a ser profesor de filosofía hasta 1948 y, el mismo año, se incorpora al partido comunista francés e ingresa como profesor encargado («caimán», en la terminología de la École) de preparar a los filósofos para sus oposiciones. A partir de los años setenta, tras publicar Pour Marx (1965) y algunos otros escritos, pasa a ser conocido como teórico marxista de tendencia estructuralista. Le proporciona la fama su oposición a la interpretación, en boga entonces en Francia, que de Marx hacen Garaudy, Sartre,Gramsci, Lukács, Adorno y otros, presentándole desde la perspectiva del humanismo, el historicismo y el existencialismo, o el hegelianismo en general. Frente a esta interpretación, propone la que, en Para leer «El Capital» (1968), denomina lectura sintomática de Marx,no basada en las obras de juventud -el Marx de los Manuscritos de 1844-, sino fundamentalmente en El capital. Éste es, a su entender, el «Marx científico», descubridor del «continente de la historia», de la ciencia de la historia, igual como Tales es el descubridor del continente matemático y Galileo del físico. Para esta lectura sintomática de Marx, recurre Althusser a las teorías y técnicas del estructuralismo lingüístico y psicoanalítico. Así como en un texto debe captarse el discurso oculto e inconsciente, su núcleo invisible a través de la superficie visible, así también muchas de las afirmaciones de Marx deben entenderse como «síntomas» de un discurso real propiamente científico. Esta interpretación determina una «ruptura» o un «corte», a partir de 1945, entre la fase ideológica del marxismo que, en las primeras obras, se presenta como una filosofía humanista y hasta como un materialismo dialéctico, y una segunda fase científica del marxismo teórico. A la primera pertenecen los temas de «alienación», «sujeto», «trabajo», «esencia»,«historia», etc.; a la segunda, sobre todo la expresión y la temática de «modos de producción». El concepto de modos de producción y, en particular, los modos de producción del capitalismo (plusvalía, valor de cambio, etc.) constituyen la aportación verdaderamente científica del marxismo: la interpretación de la historia a través de los modos de producción y las relaciones reales que determinan. No hay otra ciencia que la que nos lleva al descubrimiento, en cada época, de los modos de producción: concepto eminentemente teórico, por un lado, porque no es inmediatamente visible en la experiencia; no es por tanto un concepto propiamente empírico, pero es concepto eminentemente práctico, porque el conocimiento de la historia no tiene otro objetivo que la transformación de la sociedad. Althusser rechaza una interpretación meramente economicista de los modos de producción, en el sentido de que constituyen un todo complejo y estructurado de relaciones económicas, políticas e ideológicas.
La ruptura epistemológica que lleva a tener por ideológica toda presentación de un marxismo humanista no significa que no deba considerarse el papel de la ideología dentro de la sociedad: la ideología no es mera «falsa conciencia», como sostenía el marxismo primitivo, sino que es parte integrante de toda sociedad, y forma parte de la práctica social. En una interpretación marxista científica, la ideología de la sociedad burguesa es el mecanismo de que se vale el Estado para reproducir las relaciones de producción y las relaciones sociales que derivan de ellas (ver texto ); no reconocerlo así es una forma de mala ideología. A diferencia de la ciencia que carece de sujeto, la ideología existe por y para los sujetos. Las teorías de Althusser tuvieron una honda repercusión en los plateamientos teoricos del marxismo de los años setenta, de un modo especial entre los grupos de estudiantes «maoístas». Su última obra autobiográfica, publicada en 1992, El porvenir es largo, narra el penoso acontecimiento de haber provocado por estrangulamiento, en 1980, la muerte de su mujer, la socióloga Hélène Rytmann, y su posterior ingreso en un psiquiátrico.
Textos de Althusser.- Dos o tres palabras (brutales) sobre Marx y Lenin
- Guía para leer El capital
- Ideología y aparatos ideológicos del estado
- Para una crítica de la práctica teórica
- Lo que no puede durar en el partido comunista.
Bakunin, Mijail Alexandrovich
Mijaíl Bakunin nació en una familia aristocrática del pueblo de Pryamukhino, el 18 de mayo de 1814, según el calendario juliano vigente en aquella época en Rusia, y que corresponde al día 30 de mayo del calendario gregoriano empleado en el resto de Europa. Con 14 años fue a San Petersburgo, donde recibió entrenamiento militar en la Universidad de Artillería. Completó sus estudios en 1832, y en 1834 fue nombrado oficial subalterno en la Guardia Imperial rusa, y enviado a Minsk y Goradnia en Lituania (actualmente Bielorrusia). Ese verano, Bakunin se vio implicado en una disputa familiar, tomando partido por su hermana que se rebelaba por un matrimonio infeliz. Aunque su padre deseaba que continuara el servicio militar o el servicio civil, Bakunin abandonó ambos en 1835, partiendo hacia Moscú, con la esperanza de estudiar filosofía. En Moscú, Bakunin pronto trabó amistad con un grupo de antiguos estudiantes universitarios, comprometidos con el estudio sistemático de la filosofía idealista, y agrupados alrededor del poeta Nikolai Stankevich. La filosofía de Kant fue inicialmente el centro de su estudio, pero progresaron posteriormente hacia Schelling, Fichte, y termino estudiando profundamente a Hegel, muchos de los jovenes revolucionarios de aquellos años. Para otoño de 1835, Bakunin había planeado formar un círculo filosófico en su pueblo natal, Pryamukhino. Para principios de 1836, Bakunin estaba de regreso en Moscú, donde publicó traducciones de varias obras de Fichte.
En 1842, viajó a Alemania y pronto entra en contacto con los cabecillas del joven movimiento socialista alemán en Berlín. Desde allí, viajó a París, en donde conoce a Proudhon y a George Sand y también traba contacto con los exiliados polacos. De París viaja a Suiza, en donde residirá un tiempo, tomando parte activa en todos los movimientos socialistas.
Durante su etapa en Suiza, el gobierno ruso le ordenó regresar a Rusia. Su desobediencia conllevó a que se le confiscaran sus propiedades.
En 1848, tras su regreso a París, publica una ardiente soflama contra Rusia, con la que consigue ser expulsado de Francia. El movimiento revolucionario de 1848 le proporciona la ocasión de entrar en una violenta campaña de agitación democrática y por su participación en la Insurrección de Dresde de 1849 se le detiene y se le condena a muerte, pena que se le conmuta por la cadena perpetua. Por último, Bakunin es entregado a las autoridades rusas, que lo encarcelan y luego se le envía a un campo de concentración en el este de Siberia en 1855.
Aprovechando un permiso, se escapa a Japón, pasa a California en Estados Unidos, cruza el canal de Panamá, llega a la ciudad de Nueva York donde es recibido por algunos personajes norteamericanos como el escritor Henry Longfellow y se queda allí algún tiempo reuniéndose con personas allegadas al movimiento obrero local, luego va hacia Inglaterra en 1861.
El resto de su vida transcurrió en el exilio en Europa occidental, principalmente en Suiza.
En 1868 fundó la llamada Alianza Internacional de la Democracia Socialista, cuyo programa reivindicaba una serie de reformas que constituían la base de la doctrina política de Bakunin: la supresión de los Estados nacionales y la formación en su lugar de federaciones constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales; la abolición de las clases sociales y de la herencia, la igualdad de sexos y la organización de los obreros al margen de los partidos políticos. Sin embargo, se rechaza la entrada de la Alianza en la Internacional Obrera, por ser una organización internacional, cuando sólo se admitían organizaciones nacionales. Por esa razón, la Alianza se deshizo y sus miembros se integraron separadamente en la Internacional.
En 1870 fundó el Comité para la Salvación de Francia, asociación que dirigió la insurrección de la Comuna de Lyon. Durante la I Internacional, las diferencias entre sus ideas y las de Marx llevaron a la expulsión de los anarquistas del seno de la organización durante el congreso de La Haya, celebrado en 1872. Bakunin pasó sus últimos años en Suiza, viviendo pobremente y sin más aliento que la correspondencia que mantenía con pequeños grupos anarquistas.
Permaneció activo en el movimiento radical europeo hasta que, por problemas de salud, ingresó en el hospital de Berna, Suiza donde murió en 1876.
Con respecto a la francmasonería, se conoce que una de sus razones para hacerse masón fue para tratar de hacer de la francmasonería un instrumento de las luchas sociales y de las ideas anarquistas.
En 1842, viajó a Alemania y pronto entra en contacto con los cabecillas del joven movimiento socialista alemán en Berlín. Desde allí, viajó a París, en donde conoce a Proudhon y a George Sand y también traba contacto con los exiliados polacos. De París viaja a Suiza, en donde residirá un tiempo, tomando parte activa en todos los movimientos socialistas.
Durante su etapa en Suiza, el gobierno ruso le ordenó regresar a Rusia. Su desobediencia conllevó a que se le confiscaran sus propiedades.
En 1848, tras su regreso a París, publica una ardiente soflama contra Rusia, con la que consigue ser expulsado de Francia. El movimiento revolucionario de 1848 le proporciona la ocasión de entrar en una violenta campaña de agitación democrática y por su participación en la Insurrección de Dresde de 1849 se le detiene y se le condena a muerte, pena que se le conmuta por la cadena perpetua. Por último, Bakunin es entregado a las autoridades rusas, que lo encarcelan y luego se le envía a un campo de concentración en el este de Siberia en 1855.
Aprovechando un permiso, se escapa a Japón, pasa a California en Estados Unidos, cruza el canal de Panamá, llega a la ciudad de Nueva York donde es recibido por algunos personajes norteamericanos como el escritor Henry Longfellow y se queda allí algún tiempo reuniéndose con personas allegadas al movimiento obrero local, luego va hacia Inglaterra en 1861.
El resto de su vida transcurrió en el exilio en Europa occidental, principalmente en Suiza.
En 1868 fundó la llamada Alianza Internacional de la Democracia Socialista, cuyo programa reivindicaba una serie de reformas que constituían la base de la doctrina política de Bakunin: la supresión de los Estados nacionales y la formación en su lugar de federaciones constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales; la abolición de las clases sociales y de la herencia, la igualdad de sexos y la organización de los obreros al margen de los partidos políticos. Sin embargo, se rechaza la entrada de la Alianza en la Internacional Obrera, por ser una organización internacional, cuando sólo se admitían organizaciones nacionales. Por esa razón, la Alianza se deshizo y sus miembros se integraron separadamente en la Internacional.
En 1870 fundó el Comité para la Salvación de Francia, asociación que dirigió la insurrección de la Comuna de Lyon. Durante la I Internacional, las diferencias entre sus ideas y las de Marx llevaron a la expulsión de los anarquistas del seno de la organización durante el congreso de La Haya, celebrado en 1872. Bakunin pasó sus últimos años en Suiza, viviendo pobremente y sin más aliento que la correspondencia que mantenía con pequeños grupos anarquistas.
Permaneció activo en el movimiento radical europeo hasta que, por problemas de salud, ingresó en el hospital de Berna, Suiza donde murió en 1876.
Con respecto a la francmasonería, se conoce que una de sus razones para hacerse masón fue para tratar de hacer de la francmasonería un instrumento de las luchas sociales y de las ideas anarquistas.
Se ha llamado al anarquismo que Bakunin desarrolló, anarcocolectivismo o anarquismo colectivista. Junto con Proudhon y luego Kropotkin es uno de los teóricos más importantes del anarquismo, y prácticamente es el primer gran impulsor del anarquismo como movimiento político y popular. Para Bakunin el anarquismo supone una sociedad libre sin necesidad de gobierno ni autoridad oficial cuyo centro de gravedad se sitúa en el trabajo, el factor de producción, sus medios y distribución. Dicha sociedad se organizaría mediante la federación de productores y consumidores (a nivel de base) que se coordinarían entre sí en confederaciones. No habría necesidad, pues, de gobiernos, sistemas legislativos, poderes ejecutivos que monopolicen la violencia, etc. Sin embargo, en la visión de Bakunin, a cada cual se le debe retribuir según el trabajo realizado de forma que se impidiese el surgimiento de una clase ociosa que parasitase el trabajo de las asociaciones libres.
Textos de Bakunin:
- Dios y el Estado
- El principio del Estado
- La asociacion roja
- La mujer, el matrimonio y la familia
- La Politica del Consejo
- Patria y nacionalidad
- Socialismo sin Estado, Anarquismo
- El principio del Estado
- La asociacion roja
- La mujer, el matrimonio y la familia
- La Politica del Consejo
- Patria y nacionalidad
- Socialismo sin Estado, Anarquismo
Bourdieu, Pierre
Nacido en 1930 en Denguin (Pirineos Atlánticos), Francia. Estudió en el Liceo de Pau (1941-1947), en la École Normale Superieure (1951-1954) y filosofía en La Sorbona (1951-1954), donde leyó su tesis Structures temporelles de la vie affective. A los 25 años ejerce como profesor en el Instituto de Moulins (Allier) y, más tarde, en Argelia, París y Lille. Profesor en la École Normale Superiure (1964-1984). Entre 1964 y 1980 es director de la L’École Pratique de Hauts Études y catedrático de Sociología en el College de France desde 1981. Director del Centro de Sociología Europea, en sustitución de Raymond Aron, con quien trabajó previamente, y de la Escuela Superior de Ciencias Sociales (1985-2002). Director de la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales (1975-2002). Doctor 'honoris causa' de las universidades Libre de Berlín (1989), Johann-Wolfgang-Goethe de Francfort (1996) y Atenas (1996).
A los 28 años aparece su libro Sociologie de l’Algérie(1958). Dos de sus primeros textos, que publica junto a Jean-Claude Passeron en 1964, hacen referencia a la sociología de la educación, uno de los ámbitos recurrentes de sus análisis: Les étudiants et leurs étudesy Les héritiers. Les étudiants et la culture, publicadas el mismo año en el que aparece Les fonctions sociales de la photographie. Uño después, en 1965, publica Un art moyen. Essais sur les usages sociaux de la photographiey Rapport pédagogique et communication.
Su producción es muy extensa. Así, en 1973 apareceFondements d’une théorie de la violence symbolique.Reproduction culturelle et reproduction sociale, escrita con Jean-Claude Passeron; tres años después, en 1976,Le système des grandes écoles et la reproduction de la classe dominante. Además, entre otras muchas obras, publica La distinction. Critique sociale du jugement(1979), Ce que parler veut dire. L'économie des échanges linguistiques (1982), Homo academicus(1984), La Noblesse d'état. Grandes écoles et esprit de corps (1986), Les règles de l'art. Genèse et structure du champ littéraire (1992), pero alcanza su mayor éxito con La misére du monde (1993), donde denuncia el sufrimiento social, que bebe en las fuentes marxistas y en el pensamiento de Michel Foucault, y traza, en una combinación de sociología y antropología social, la radiografía de la exclusión social, de los desheredados de la modernización, del progreso tecnológico y de la globalización.
El discurso de Bourdieu, que ya se había manifestado con matices críticos antes de mayo del 68, se acentúa en los últimos años de su vida con nuevas argumentaciones contra el neo-liberalismo y en favor de la sociedad civil y del naciente foro social mundial, participando cerca de los sindicatos, de las organizaciones no gubernamentales, de los emigrantes y de las asociaciones cívicas contra las posiciones neoliberales que nutrían el discurso de la sociedad llamada postmoderna. Bourdieu fue uno de los fundadores de la editorial Liber-Raisons d'agir, impulsora del movimiento Attac. Falleció, como consecuencia de un cáncer, en 2002. Según el diario parisino Le Monde, era el intelectual francés más citado en la prensa mundial.
Textos de Bourdieu:
- Acerca De La Televisión
- Campo Intelectual Y Proyecto Creativo
- Combatir A La Tecnocracia En Su Propio Terreno
- Contra El Fatalismo Económico
- Contra La Política De Despolitización; Los Objetivos Del Movimiento Social Europeo
- Espíritus De Estado
- Fundamentos De Una Teoría De La Violencia Simbólica
- Génesis y estructura del campo burocratice
- La dominación masculina
- La Esencia Del Neoliberalismo
- La Sociología; Es Una Ciencia
- Los Investigadores Y El Movimiento Social
- Campo Intelectual Y Proyecto Creativo
- Combatir A La Tecnocracia En Su Propio Terreno
- Contra El Fatalismo Económico
- Contra La Política De Despolitización; Los Objetivos Del Movimiento Social Europeo
- Espíritus De Estado
- Fundamentos De Una Teoría De La Violencia Simbólica
- Génesis y estructura del campo burocratice
- La dominación masculina
- La Esencia Del Neoliberalismo
- La Sociología; Es Una Ciencia
- Los Investigadores Y El Movimiento Social
Chomsky, Noam
Chomsky, Noam – Breve biografía.
Lingüista norteamericano nacido en Filadelfia en 1928. Estudió en la universidad de Pennsylvania, donde fue discípulo de Harris, el gran maestro de la lingüística estructural. En 1955 se doctoró en esta misma universidad y desde esta fecha es profesor del Massachusetts Institute of Technology. Se suele hablar de «revolución chomskyana» a la hora de analizar la obra de este lingüista. Chomsky se opuso desde un principio a los criterios que imperaban en la lingüística estadounidense de la época, especialmente a los criterios taxonómicos de Bloomfield, afirmando que la lingüística ya había acumulado conocimientos suficientes para empezar a elaborar modelos hipotéticos explícitos de las lenguas y del lenguaje.
Sus teorías las formula por primera vez en Estructuras sintácticas (1957), donde defiende que una teoría lingüística debe poder dar cuenta de la aptitud que todo hablante tiene para producir, o para comprender, oraciones que no conoce; se trata de un estudio de la competencia del emisor, que requiere la construcción de una gramática que sea como un mecanismo generador de las frases de una lengua. Las gramáticas sintagmáticas (de constituyentes inmediatos) son insuficientes y Chomsky añade un componente transformacional, por lo que toda gramática tendrá tres partes: reglas sintagmáticas, reglas transformacionales y un componente morfofonológico. Las reglas sintagmáticas producen secuencias de elementos sobre las que operan las transformaciones. Las oraciones así obtenidas, gracias al componente morfofonológico se convierten en secuencias de fonemas. En Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965), Chomsky introduce un componente semántico que, desde la estructura profunda, decide sobre la interpretación de las oraciones.
Chomsky ha investigado también la historia de la lingüística, especialmente la del s. XVIII. En Lingüística cartesiana estudia los trabajos de los gramáticos de Port-Royal, o de lingüistas como Humboldt, que destacaron el aspecto creador del lenguaje y la existencia de universales lingüísticos. Rechaza asimismo la concepción «mecanicista» de la adquisición del lenguaje, defendida por Skinner, y afirma que todos los seres humanos poseen una «facultad de lenguaje», un conocimiento de los principios de la gramática universal.Además de las obras de carácter científico, Chomsky ha escrito artículos y libros sobre cuestiones políticas y culturales. Observador lúcido de la realidad, en ellos analiza y critica los aspectos más polémicos de la vida política norteamericana de los últimos años.
Textos de Chomsky.
- Capitalismo y Anarquía
- El control de nuestras vidas
- Hegemonía o Supervivencia
- La guerra contra (algunas de) las drogas
- La responsabilidad de los intelectuales
- La Soberanía y El Orden Mundial
- Las intenciones del tío Sam
- Pasión por los mercados libres
- Sobre las explosiones
Derrida, Jacques
Derrida, Jacques – Breve biografía.
Filósofo francés contemporáneo. Nació en El-Biar (Argelia) en 1930. Realizó estudios en la Ecole Normal Supérieure de París, siendo alumno de Jean Hyppolite y de Maurice de Gandillac. Desde 1983 es Director de estudios de la Escuela de altos estudios sociales de París, de donde es catedrático de filosofía, y profesor de la Universidad de California.Su obra es ante todo una crítica de las categorías tradicionales de la metafísica, que ha dado lugar a la lectura «desconstructiva» de numerosos textos canónicos, indistintamente filosóficos o literarios, y ha afectado las doctrinas que más han influido en la sensibilidad lingüística de nuestro tiempo. Pero, posiblemente, el principal mérito de Derrida ha sido referir el concepto tradicional de razón a la entronización
filosófica de la palabra. Otra importante contribución de este filósofo es haber mostrado que si la razón se hace depender de la palabra se favorece la identificación entre razón y realidad, ya que se ha dado por supuesto que la razón podía contener, encarnar y representar ilimitadamente la realidad porque siempre ha estado comprometida con los cometidos presenciales de la palabra. Esta condena de la fetichización filosófica de la palabra ha propiciado asimismo una referencia constante a la escritura. También ha sustentado la vehemente oposición a las doctrinas que defienden una lógica de la identidad. Con todo, el resultado más importante de su actitud crítica es haber mostrado que la diferencia se infiltra insidiosamente en la relación de las ideas con la realidad. Asimismo ha sometido a crítica las instituciones filosóficas francesas desde la perspectiva de su nueva manera de entender el trabajo filosófico. Actualmente sus tesis gozan de gran difusión en la filosofía internacional, especialmente en Francia y en los Estados Unidos.
Sus primeros trabajos fueron fruto de una lectura crítica de la fenomenología de Husserl, que unió a una visión crítica del psicoanálisis, y a su vinculación al movimiento estructuralista. En esta etapa inicial de su pensamiento, Derrida trató de poner al descubierto las presuposiciones metafísicas de la moderna ciencia del lenguaje y de las teorías sobre el significado que tienen vigencia actual. Sobre todo sometió las conjeturas metafísicas que han repercutido en la lingüística al receloso escrutinio que se ha dado en llamar «desconstrucción» o «deconstrucción». Entre aquellas presuposiciones metafísicas figura en lugar prominente la convicción de que el sentido último de toda realidad consiste estrictamente en presencia.
Crítica al presencialismo y al logocentrismo
Este entusiasmo presencialista de las concepciones tradicionales sobre el significado tuvo, entre otras interesantes consecuencias, la difundida tesis -en realidad nunca formulada explícitamente- de que «presencia» significa siempre de hecho «presencia en la mente humana». Es decir, que la tradición, según afirma Derrida, ha tendido a dar por supuesto que determinadas experiencias mentales reflejan o representan naturalmente las cosas. En consecuencia se ha postulado que el sentido y la verdad de las cosas sobreviene en las operaciones de la mente que la tradición llama «razón» o «pensamiento». Y también atribuye Derrida a la tradición filosófica la tesis de que la razón y el pensamiento son tan naturales como las cosas que percibimos cotidianamente. Según Derrida, esta tesis originó el punto de vista metafilosófico -difundido por toda la cultura de occidente- que denomina «logocentrismo». La misma fenomenología husserliana, así como el psicoanálisis de Freud, siguen siendo manifestaciones de este logocentrismo que concibe el ser como una identidad y una presencia originaria reductible a su expresión lingüística, como si mediante la palabra «se diera» de forma inmediata, otorgando de esta manera a la palabra una forma privilegiada de conocimiento. Derrida también llama «logocéntricas» las formas de pensamiento que se fundamentan en una referencia extrínseca o transcendente. Así ocurre, por ejemplo, con el concepto de verdad en el caso de la metafísica. A este respecto señala Derrida que la filosofía occidental ha solido mantener una presuposición fundamental: el lenguaje está subordinado a unas intenciones, ideas o referentes que son irreductiblemente extrínsecos o exteriores al propio lenguaje. Dicha atribución de exterioridad, además de gratuita es, por de pronto, incompatible con la convicción estructuralista de que el sentido es un efecto que produce el propio lenguaje, de manera que en modo alguno lo puede anteceder. Esta subordinación del sentido al lenguaje contraviene el punto de vista tradicional que Derrida llama «logocéntrico». Para entender el alcance de su recusación conviene tener presentes las tesis del logocentrismo: por un lado la presencia del pensamiento irrumpe necesariamente en la palabra, por otro lado el propio pensamiento contiene tanto la presencia del sentido como la presencia de la verdad.
En esta recusación del logocentrismo ocupa, pues, un lugar central la lingüística estructural surgida de la obra de Ferdinand de Saussure (1857-l9l3). No obstante, si bien Saussure revoca el logocentrismo con su teoría del sentido, Derrida critica el profundo conformismo logocéntrico de la doctrina saussuriana del signo. Derrida señala que las tesis logocéntricas han solido presuponer una teoría tradicional del signo, basadas en sostener que el signo unifica el carácter heterogéneo de significante y significado, tesis que el propio Saussure adoptó sin reparos. Pero sin duda la tesis de que el significado se hace presente en el pensamiento por medio de las prestaciones del significante evoca una dicotomía metafísica fundamental: 1) a partir de la semántica de los estoicos y hasta las teorías lingüísticas recientes, la tradición filosófica ha postulado que, en esencia, el cometido de todo signo es unificar y 2) también ha solido aceptar sin reticencia alguna la tesis concomitante de que el mundo de los significados es independiente del mundo de los significantes. De ahí se infiere la creencia de que el signo unifica dos realidades inconmensurables. Estas presuposiciones han convencido a muchos pensadores durante mucho tiempo, y en cierto modo las concepciones modernas sobre el signo se han limitado a aceptar la doctrina tradicional. La lingüística de nuestro tiempo, en efecto, considera que el significado es un sentido que la mente es capaz de aprehender por medio de una intuición que lo lleva a la plenitud de una presencia. Así acata subrepticiamente el postulado tradicional de que los significados existen con total independencia de los significantes, de manera que incluso la lingüística contemporánea acepta que existe una «realidad de significados» que jamás depende de significante alguno. Pero si esto es así, dice Derrida, entonces se está aceptando que debe haber un significado propiamente transcendental, desprovisto por principio de cometido significante alguno. Según este punto de vista, la tradición filosófica ha venido afirmando implícitamente que toda cadena de significantes concluye en un significado final. Se trata obviamente del sentido y la verdad que fundamentan los sistemas teológicos y metafísicos. Saussure, pues, impugna la tradición logocéntrica en su teoría del sentido, pero prolonga el logocentrismo en su teoría del signo. Esto ha conducido a Derrida a revocar los conceptos centrales del estructuralismo -en especial los de signo y estructura- y a impugnar sus presuposiciones metodológicas.
La palabra y la escritura
También es importante en la obra de Derrida la convicción de que la tesis logocéntrica se sustenta en la hegemonía que las filosofías del lenguaje han solido asignar a la palabra hablada. Según Derrida, el logocentrismo ha tendido a menospreciar la escritura, y tal menosprecio fue correlativo a la tendencia a enaltecer la expresión oral. Lo cierto es que el contraste entre palabra y escritura ha orientado decisivamente la tradición logocéntrica. Por un lado, ha mantenido que la palabra era una manifestación pura e inmediata del lenguaje. Por otro lado, ha depreciado la escritura hasta el punto de atribuirle un carácter meramente derivado. Ha llegado a ser considerada, en efecto, un orden subalterno de signos cuyo único cometido es de-signar la palabra. Tal posición derivaría, según Derrida, de la creencia en una especial proximidad entre la «palabra» y el «espíritu», aunada a la convicción complementaria de que la mente refleja naturalmente el mundo. Por eso el logocentrismo también considera que la palabra suministra un acceso directo a la realidad. O sea que, según la concepción logocéntrica que critica Derrida, el signo oral -los componentes de la palabra- está en inmediata conexión con el significado. El signo gráfico, por el contrario, y en general todos los elementos de la escritura, en modo alguno participan de esta intimidad.Una crítica general del signo, efectivamente, le permite desplazar la palabra de su posición hegemónica y enaltecer correlativamente la escritura. Pero su intención no es destruir una jerarquía para implantar otra en su lugar, y por eso se abstiene de privilegiar la escritura en detrimento de la expresión oral. En este contexto el trabajo de Derrida demuestra que no hay significante alguno que procure la presencia plena del significado. En cierto modo su diagnóstico es todavía mas devastador, porque pone de relieve que el significante es totalmente incongruente con esta posible plenitud. En realidad la argumentación de Derrida revoca la fijación del logocentrismo en la primacía de la presencia.
El signo y la diferencia
Contrariando un punto de vista tradicional, Derrida mantiene que la diferencia y la ausencia son condiciones necesarias para que exista el signo. No puede darse el fenómeno de la significación, en efecto, si la unidad y la presencia no sufren menoscabo alguno. Por un lado, un orden diferencial ha de interponerse entre el significante y el significado Por otro lado, es preciso que el significado se encuentre propiamente ausente. Por lo tanto la condición real es que la presencia del significado resulte mínimamente diferida. A Derrida le parece obvio que significante y significado coincidirían si no sobreviniera una diferencia providencial. De la misma manera constata que de no ocurrir la ausencia -o al menos la «presencia diferida»- del significado no podría tener lugar significación alguna. En ambos casos dejaría de haber signo porque sin diferencia y sin ausencia sí que habría unidad. Pero si bien el signo jamás puede ser una unidad, en opinión de Derrida tampoco se le puede considerar como una diferencia perfecta de significante y significado. En realidad sucede que ni la diferencia entre ambos, ni la ausencia -o en todo caso la presencia «diferida»- del significado, se presentan jamás en estado puro. Este fenómeno es explicable porque ni uno ni otro puede ser una realidad única. Siempre han de sobrevenir juntos, y por eso significante y significado persisten a lo largo del tiempo. Su obligada asociación, claro está, repercute materialmente sobre ambos. Puede decirse que la presencia de cada uno «marca» el otro y viceversa. Así se produce en ambos, por consiguiente, la célebre «trace» derridiana. Pero gracias a este marcaje recíproco, en el seno de las prácticas significativas habituales los significantes designan los significados. Es obvio que de no sobrevenir esta mutua entalladura la significación sería de nuevo imposible. De modo que tanto el significante como el significado han de ser impuros a la fuerza, y en consecuencia ni la unidad ni la diferencia del signo jamás podrán ser perfectas. Derrida constata, en suma, que las palabras adquieren sentido a partir de los conceptos y éstos de las palabras, porque tanto palabras como conceptos participan en un complejo entramado histórico de diferencias, ausencias y «presencias diferidas» que, por otra parte, nunca han llegado a darse en estado puro. La consecuencia más importante de ello es que la palabra plena ni ha existido ni existirá jamás. Es decir, que el anhelo de un signo que sea plenamente descriptivo -o el de un lenguaje que se adecue sin fisuras a la realidad- se revela un sueño imposible.La «escritura» que Derrida contrapone a la palabra, no sólo comprende «todos los procedimientos perdurables que instituyen el signo», sino que también recoge el «juego prescrito» (le jeu reglée) de las diferentes inscripciones. O sea que la «escritura» en modo alguno debe ser entendida como el resultado banal de la operación de escribir. Designa los procesos que regulan e institucionalizan toda simbolización y que son inevitablemente lábiles e indecidibles. Es decir, que Derrida convierte la «escritura» en el agente que regula todos los sistemas significantes, desde luego los de índole gráfica pero también los derivados de un desempeño oral. En general, la escritura organiza el «juego de referencias significantes» que da lugar al lenguaje. Por tanto es el factor decisivo en toda actuación simbólica, con independencia de que su cometido sea expresar, representar o significar. Por esta razón señala Derrida la paradoja eminente de que «la escritura incluye el lenguaje». En realidad, esta fórmula se limita a constatar que todo lenguaje es siempre un caso particular de escritura.El núcleo central de la filosofía de Derrida lo constituyen sus programas de la deconstrucción (o desconstrucción) y de la différance.Ver deconstrucción, trace y différance.
Textos de Derrida.
- adieu (Oración fúnebre pronunciada durante el sepelio de Emmanuel Levinas el 28 de diciembre de 1995)
- Cogito e historia de la locura
- Del derecho a la justicia
- Del Espíritu Heidegger Y La Cuestión
- Del espíritu
- El fin del libro y el comienzo de la escritura
- El Teatro de la Crueldad y la clausura de la representación
- El tratamiento del texto (Entrevista con Béatrice y Louis Seguin)
- Envió
- Espectros de Marx
- Espolones
- Estados del psicoanálisis
- Firma, acontecimiento y contexto
- Fuerza de ley - El fundamento místico de la autoridad
- La democracia como promesa (Entrevista de Elena Fernández)
- La diferencia
- La diferencia y la escritura (cap. 7, Freud y la escena de la escritura)
- La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas
- La palabra soplada
- La retirada de la metáfora
- La Tarjeta Postal de Sócrates a Freud y más allá
- La universidad sin condición
- Las voces de Artaud
- Leer lo ilegible (Entrevista con Carmen González-Marín)
- Lingüística y Gramatología. Parte I
- Lingüística y Gramatología. Parte II
- Lingüística y Gramatología. Parte III
- Los fines del hombre
- ¿Qué hacer?
- Retirada de la metáfora
- Semiología y gramatología (Entrevista con Julia Kristeva)
- Sobre la hospitalidad (Entrevista)
- Tendré que errar solo (Jacques Derrida sobre Deleuze)
- Tiempo y presencia
- Violencia y Metafísica
Foucault, Michel
Foucault, Michel Paul (1926-1984) – Breve biografía.
Filósofo, psicólogo e historiador de las ideas francés, nacido en Poitiers. Estudia en la Escuela Normal Superior, obtiene la licenciatura en psicología, en 1949 y, tras enseñar en Túnez y otras universidades, es nombrado profesor de Historia y sistemas del pensamiento en el Collège de France, en 1971. En su pensamiento confluyen influencias del positivismo francés y, sobre todo, del espíritu de crítica radical de Nietzsche a la cultura europea, pero él dice de sí mismo: «Yo soy simplemente nietzscheano». Se da a conocer con Historia de la locura (1961), su tesis de Estado, obra en que indaga la naturaleza de la racionalidad moderna a través del análisis de la locura, esto es, del modo como concibe y experimenta la sociedad la locura, a partir del s. XVI: de la práctica, de la que surgirá la correspondiente teoría, de tratar al loco como un enfermo mental, que es excluido de la sociedad, encerrado, clasificado y analizado como un objeto, símbolo de la voluntad de dominio, faceta consustancial a la racionalidad moderna.
Su segunda obra de envergadura, Las palabras y las cosas (1966), que lleva como subtítulo, Una arqueología de las ciencias humanas, lo eleva al rango de filósofo importante y lo alinea aparentemente en las filas del estructuralismo, filosofía entonces en boga en Francia (Lacan, Lévi-Strauss), y de la que él se desmarca conscientemente. Con esta obra inicia un método de investigación nuevo, el «análisis arqueológico», de gran parecido con el método genealógico de Nietzsche. Esta arqueología va dirigida a conocer la naturaleza del hombre partiendo del supuesto de que lo que el hombre es lo explicitan las ciencias humanas (etnología, lingüística y psicoanálisis, principalmente). Éste es un saber reciente, del que apenas sabe nada la cultura de los siglos XVI-XVIII. A través de la filología, la biología y la economía, ciencias que aparecen a fines del s. XVIII y durante el s. XIX, se formula una nueva concepción del hombre entendido como «ser vivo, trabajador y parlante», y a partir de este momento el hombre se convierte en sujeto y objeto de conocimiento (de las ciencias humanas).
El objeto de lo que él llama «arqueología del saber» es el descubrimiento de las «epistemes», o conjuntos de relaciones entre «prácticas discursivas» comunes a las diversas ciencias (ver texto ), que constituyen los modos de lenguaje propios de una época, el alma oculta, el «a priori histórico» de donde nace la manera de expresarse de una época; el análisis de estas epistemes -propias para cada una de las distintas épocas: Renacimiento, edad clásica y edad moderna- hace salir a la luz las leyes inconscientes que condicionan lo que el hombre dice de sí mismo. El concepto «hombre» surge, no de una larga tradición reflexiva sobre la naturaleza humana, sino de las formas discursivas concretas y transeúntes que se presentan entre 1775 y 1825, fechas entre las que se inscribe la aparición de un nuevo y sospechoso saber, cuyo objeto, el hombre, no es sólo a la vez el sujeto del saber, sino quien se constituye a sí mismo en objeto; las ambigüedades propias de la noción han de pasar forzosamente a crear los problemas característicos de la ambigüedad científica de las ciencias humanas. Emblema de este conflicto antropológico de sujetos y objetos, y de la intencionalidad de todo su libro, es el análisis que del cuadro de Velázquez, «Las meninas», lleva a cabo en el primer capítulo de Las palabras y las cosas (ver texto ). El hombre, «invención reciente», es un constructo destinado a desaparecer: lo que más claramente sabe ahora el hombre de sí mismo es que la idea que se ha hecho de sí está destinada a desaparecer, igual como desaparece «en los límites del mar un rostro de arena». De esta postura ante el saber acerca del hombre vienen sus discusiones con Sartre. Para éste, su humanismo existencialista es la mejor expresión filosófica de lo que es el hombre; para Foucault, la mejor expresión filosófica sobre el hombre es sostener que no hay tal concepto adecuado de hombre (ver texto ).
El poder es el tercer tema importante del que se ocupa Foucault; de él trata sobre todo en sus obras Vigilar y castigar (1975) y La voluntad de saber (1978), volumen primero de Historia de la sexualidad, y a su estudio lo denomina «analítica del poder». El hombre también se ha hecho a través del ejercicio del poder, que aparece como una estructura que empapa toda la sociedad con múltiples manifestaciones de fuerza. Estudia Foucault en concreto las condiciones históricas que han hecho posible la aparición de las instituciones carcelarias en Occidente, dirigidas conscientemente, no al castigo del cuerpo, sino al dominio del alma, al control de la conducta. Una segunda forma de análisis del origen del poder puede observarse en la historia de la sexualidad en Occidente (interés muy cercano a sus vivencias personales, debido a su homosexualidad). En la época presente dominan dos alienaciones: la económica y la sexual; a esta última intentan dar salida las teorías contemporáneas del freudomarxismo y los diversos movimientos sociales de amor libre. Pero toda la sociedad, en general, habla sobre sexualidad en las más diversas formas; este discurso universal sobre la sexualidad no expresa más que una forma de control de la misma. El estudio de la historia de la sexualidad, que arroja luz sobre el intento de la sociedad de dominar un aspecto fundamental biológico del individuo, lo emprende Foucault con los diversos volúmenes de Historia de la sexualidad.
- El ojo del poder
- El orden del discurso
- El pensamiento del afuera
- El sujeto y el poder
- En que se equivocó Marx
- Entrevista de Roger-Pol Droit a Foucault.pdf
- Historia de la locura I
- Historia de la locura II
- Historia de la locura III
- Historia de la sexualidad I - La voluntad de saber
- Historia de la sexualidad III. El cuidado de si
- Interpretar, pensar y Nietzsche
- La verdad y las formas jurídicas
- Las figuras del erotismo en Sade y el cine (Entrevista)
- Las palabras y las cosas
- Los Espacios Otros
- Microfísica del poder
- Nietzsche, la genealogía, la historia
- Parhesía (Conferencias en la Universidad de Berkeley, 1983)
- ¿Qué es la Ilustración?
- ¿Qué es un autor?
- Raymond Roussel
- Theatrum Philosophicum
- Vigilar y Castigar
Freud, Sigmund
Freud, Sigmund (1856 - 1939) – Breve biografía.
Médico neurólogo, inventor del psicoanálisis. Nacido en Freiberg (Moravia) en 1856, primer hijo del segundo matrimonio de su padre, Jakob, un comerciante en lanas judío. Se trasladó con su familia a Viena en el 1959 donde vivió hasta 1938, momento en que se exilió a Londres huyendo de la persecución nazi. Entre 1860 i 1872 realizó los estudios primarios y secundarios, interesándose más por las relaciones humanas que por los estudios científicos. A raíz de una conferencia sobre el poema de Tobler «Sobre la naturaleza» (atribuido a Goethe), decidio inscribirse en la facultad de medicina (1873), interesándose particularmente en las Ciencias de la Naturaleza de orientación darwiniana, por entonces muy en boga. Bajo la dirección de sus maestros Ernst Brücke y Theodor Meynert realizó trabajos de investigación en fisiología y publicó algunos artículos en el boletín de la Academia de Ciencias, cambiando definitivamente su nombre Sigismund por Sigmund. En 1881 obtuvo su título de doctor en medicina, especializándose en neuropatología. En este periodo se interesó por los efectos terapéuticos de la cocaína (1884 - 1885). En 1885 asiste en el hospital de la Salpétrière (París) al tratamiento de la histeria por la hipnosis, que realizaba el doctor Charcot.
Los efectos espectaculares de este tratamiento, que afectaba a las capas profundas del psiquismo de los enfermos, le orientan hacia el descubrimiento del inconsciente.
Casado en 1886 con Martha Bernays, tuvo que renunciar a la carrera universitaria y ganarse la vida como médico en su consulta privada y como director del servicio de neurología de la clínica de Niños Enfermos, pero continúa sus investigaciones sobre las causas psíquicas de la histeria. Sus investigaciones, realizadas en estrecha colaboración con su amigo Breuer (1842 - 1925), dan como resultado sus primeros escritos psicoanalíticos, Estudios sobre la histeria» publicados en 1893 - 1895. El caso de Anna O. (Bertha Pappenheim), tratada por Breuer en 1880 - 1882 se presenta como el acta fundacional de la clínica analítica. Si las «histéricas sufren esencialmente de reminiscencias», como establece en sus Estudios, el método terapéutico ha de desvelar el trauma que ocasiona el síntoma mediante preguntas al paciente o el mecanismo de la libre asociación.La ruptura con Breuer se realiza como consecuencia de la etiología sexual de la neurosis planteada por Freud. La importancia de la sexualidad como causa material de la neurosis y, sobre todo, como puesta en escena de la representación de «los fantasmas del deseo» encaminan a Freud hacia uno de sus principales descubrimientos: el complejo de Edipo. Complejo nuclear del inconsciente que se constituye por un conflicto de sentimientos, originados por la intervención del padre en la relación del niño con la madre. Iniciando, de esta manera, el descubrimiento del inconsciente. Freud es relegado de la vida académica y de la sociedad científica, contando tan sólo con la ayuda de su amigo médico Wilhelm Fliess, con quien mantiene una extensa correspondencia entre 1887 y 1914. Los fundamentos de la nueva disciplina ya están asentados a partir de La interpretación de los sueños (1899), obra en la que se afirma la realidad del complejo de Edipo y la estructura tripartita del psiquismo, pero sus orientaciones no cesarán de evolucionar en una triple dirección, conforme a lo que él mismo apunta como ejes constitutivos de la nueva teoría: un procedimiento de investigación de los procesos psíquicos, un método terapéutico en el tratamiento de la neurosis y una serie de conceptos que se reivindicarán como ciencia. Toda la obra freudiana se desarrolla a partir de estas tres vías, no cesando de evolucionar en contraste permanente con el material clínico, adquirido a través de sus pacientes y como resultado de su autoanálisis, iniciado en 1897.La elaboración de una metapsicología, término con el que alude a los procesos que conducen a un «más allá» de la conciencia, marca la dinámica de la investigación psicoanalítica y permite distinguir las fases de la obra freudiana y sus escritos más representativos.El primer periodo corresponde a la constitución del edificio metapsicológico a través del estudio de las formaciones del inconsciente que se estructuran alrededor del concepto de represión y la teoría de la libido. Este primer periodo se inaugura con La interpretación de los sueños y se desarrolla a través de La psicopatología de la vida cotidiana (1904) y del estudio sobre El chiste y su relación con lo inconsciente (1905). En este periodo rompe su trabajo en solitario y por sugerencia de Wilhelm Stekel (analizado por Freud) invita a Adler, Kahane, Restler y Stekel a reunirse en su casa para discutir su trabajo. Nace así (1902) la primera sociedad de psicoanálisis, «el círculo vienés», que pronto se extiende internacionalmente (1910). Las primeras disidencias aparecen en 1911 con Jung y, un año más tarde, con Adler tal y como explica Freud en Para una historia del movimiento psicoanalítico (1914).
Paralelamente a estas rupturas se produce también un cambio en la teoría metapsicológica con la introducción del narcisismo y la aplicación de la teoría psicoanalítica al estudio de las ciencias del espíritu. Con la publicación de Tótem y Tabú (1913), Freud trata de interpretar los componentes de la vida social y de la cultura. Estableciendo un paralelismo entre la vida psíquica de los pueblos primitivos y la vida de los neuróticos explicará el origen del tabú del incesto (ver texto ) y del totemismo como coincidentes con las prohibiciones edípicas. En esta obra Freud elabora una teoría de la cultura y de las creencias religiosas que más tarde ampliará. La Introducción al narcisismo (1914) supone un cambio fundamental en la tópica del yo y en la concepción de la libido. Al hablar de una elección de objeto de tipo narcisista, Freud introduce el concepto de narcisismo primario y señala la constitución de un ideal del yo que actuará como censor. Estos cambios se formulan en los ensayos escritos entre 1915 y 1916, agrupados bajo el nombre de Metapsicología (ver texto ): Las pulsiones y sus destinos, La represión y El inconsciente, textos que se complementan con una revisión de la interpretación de los sueños (ver texto ) y con un estudio sobre Duelo y melancolía.
Con la publicación de Más allá del principio del placer (1920) se produce la reorganización definitiva de la metapsicología. Este «más allá» de los procesos inconscientes formulados por Freud se extiende también al campo de las pulsiones, base sobre la que construye su teoría. La compulsión a la repetición cuestiona la preeminencia del principio de placer y polariza la vida psíquica a partir del principio de vida y del de muerte (Eros y Thanatos) (ver texto ). Esta revisión se expresa también en la formulación de una nueva tópica del psiquismo humano. En El Yo y el ello (1923) el eje del conflicto no se establece entre el consciente y el inconsciente, sino entre el yo y lo reprimido así separado del yo. En el plano estructural, lo reprimido y lo inconsciente ya no están asimilados. Al yo se le opone una instancia pulsional inconsciente, el Ello, y un ideal del yo o superyo, instancia de la represión de donde procede el sentimiento de culpabilidad .
Un ensayo revelador de la trayectoria psicoanalítica es Lo siniestro (1915) en cuanto que interpreta un fenómeno aparentemente insignificante, casi olvidado por la teoría estética. A través de distintas figuras y temas literarios sitúa el origen de dicha sensación en el retorno de lo reprimido, de aquello que marcó nuestras vivencias y creencias infantiles, pero que hubo de ser relegado y ocultado. Las imágenes que de forma brusca despiertan ese retorno provocan una sensación siniestra, un espanto que va más allá del simple temor o miedo (ver texto ).La Psicología de masas y análisis del yo (1921) es una obra complementaria de las tesis expuestas en Tótem y Tabú y la conclusión de su ensayo sobre el narcisismo al tratar de interrogar el ideal individual y social como creadores de los vínculos sociales gracias al proceso de identificación que potencian. Freud introduce el punto de vista del objeto en la «psicología social» y renueva sus perspectivas al analizar aquel aspecto del deseo que sostiene el imaginario colectivo.El porvenir de una ilusión (1927) y El malestar en la cultura (1930) representan las obras que culminan su teoría de la cultura, entendida como proceso de civilización (ver texto 1 y texto 2 ). La religión se analiza, en relación a este proceso y por sus propios contenidos, como prolongación de las ilusiones más arcaicas, expresión de unos deseos infantiles proyectados en la vida adulta. Esta significación psicológica de la religión se complementará con una visión histórica en Moisés y el monoteísmo (1939), última obra publicada en vida y auténtico testamento simbólico, que trata de explicar su relación con la tradición judía y su visión de la genealogía de la ley (ver texto ). El sentimiento de la ley, como elaboración del deseo del padre, permite una separación de los vínculos maternales y crea de este modo el espacio propio de un deseo.Los efectos de la obra freudiana en el saber acerca del hombre se definen como una «revolución» (en el sentido astronómico) de la concepción del sujeto. Este cambio fundamental se expresa claramente en la parábola expresada en el texto relativo a «las tres heridas del amor propio» de la humanidad: después de Copérnico, que puso fin a la «ilusión cosmológica», asignando al hombre y a la tierra su posición relativa en el orden del universo; después de Darwin, que lo reinsertó en la cadena de los seres vivos, destruyendo la «ilusión biológica», Freud (uno de los llamados maestros de la sospecha) ha transformado al yo al insertar en el psiquismo esta idea de una «alteridad interna», lo inconsciente. Revolución en el corazón mismo del conocimiento humano que rompe la unidad del sujeto en relación a su saber y a su verdad.
Después de haber sufrido durante quince años un cáncer de mandíbula y tras numerosas operaciones, Freud muere el 23 de septiembre de 1939 en Maresfieds Gardens, un año después de su exilio forzado a Londres por la invasión nazi de Austria (11 de marzo de 1938), de donde consiguió huir con su mujer y su hija Anna.
Textos de Freud. - La Herencia y la etiología de las neurosis - 1896
- Adición metapsicológica a la teoría de los sueños - 1915 [1917]
- Algunas lecciones elementales de psicoanálisis - 1938 [1940]
- Análisis de un caso de neurosis obsesiva - Caso el hombre de las ratas - 1909
- Análisis terminable e interminable - 1937
- Caso de curación hipnótica - 1892-1893
- Caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica - 1915
- Chiste y su relación con lo inconsciente - 1905
- Compendio del psicoanálisis - 1938 [1940]
- Comunicación de un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica - 1915
- Construcciones en el análisis - 1937
- Critica de la neurosis de angustia - 1895
- Duelo y melancolía - 1917 (1915)
- El carácter y el erotismo anal - 1908
- El malestar en la cultura - 1929 [1930]
- El porque de la guerra - 1932 [1933]
- Estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas - 1888-93 [1893]
- Historia de una neurosis infantil -caso del Hombre de los Lobos - 1914 [1918]
- Introducción al narcisismo - 1914
- La disolución del complejo de Edipo - 1924
- La escisión del Yo en el proceso de defensa - 1938 [1940]
- La Etiología de la histeria - 1896
- La Herencia y la etiología de las neurosis - 1896
- La interpretación de los sueños - 1898-9 [1900]
- La neurastenia y la neurosis de angustia - 1894 [1895]
- La sutileza de un acto fallido - 1935
- Lo inconsciente
- Lo perecedero - 1915 (1916)
- Lo siniestro - 1919
- Los actos obsesivos y las practicas religiosas - [1907]
- Los instintos y sus destinos- 1915
- Más allá del principio del placer y otras obras - (1920-1922)
- Moisés y la religión monoteísta, tres ensayos
- Múltiple interés del psicoanálisis- 1913
- Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis - 1932 [1933]
- Obsesiones y fobias - 1894 [1895]
- Pegan a un niño - 1919
- Psicopatología de la vida cotidiana - 1900-1901 [1901]
- Pulsiones y destinos de pulsión - 1915
- Sobre la conquista del fuego - 1931 [1932]
- Tótem y Tabú - 1912- 1913
- Un caso de curación hipnótica - 1892-1893
- Un trastorno de la memoria en la acrópolis - (1936)
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Fromm, Erich
Fromm, Erich (1900-1980) – Breve biografía.
Filósofo y psicoanalista americano, nacido en Francfort, Alemania. Estudió filosofía, sociología y psicología en Heidelberg y Munich. Realizó su entrenamiento psicoanalítico en el Instituto de psicoanálisis de Berlín, y ejerció como psicoanalista en Berlín y Francfort, donde de 1929 a 1932 colabora en la sección de psicoanálisis del Instituto para la Investigación Social, vinculado a la escuela de Francfort. A causa del nazismo emigra a los EE.UU y enseña en las universidades de Nueva York, Washington, Yale y Michigan, y en el Bennington College, en Vermont. Fue también profesor de la universidad Autónoma de México, país en donde ejerció una profunda influencia.En los primeros años de su llegada a América colabora en la «Revista de
Investigación social» («Zeitschrift für Sozialforschung»), del Instituto para la Investigación Social, de la Escuela de Francfort, y publica el libro que le ha dado más fama, Escape from Freedom (1941), traducido al castellano como El miedo a la libertad. Progresivamente, se fue distanciando de la escuela de Francfort así como de la doctrina ortodoxa de Freud, de quien rechaza la metapsicología, la teoría de los instintos o pulsiones, la libido y el complejo de Edipo. Es uno de los promotores, junto con Karen Horney (1885-1952) y Hary Stack Sullivan (1892-1949) del llamado «psicoanálisis cultural», una de las múltiples revisiones de las teorías de Freud, que utiliza como instrumento de crítica (marxista) de la sociedad. El conjunto de su obra estructura una «antropología humanista» -y hasta una ética humanista y naturalista- basada en el psicoanálisis y el marxismo, acentuando de forma progresiva la importancia de este último elemento, aunque en sus obras de madurez habla más bien de «psicoanálisis humanista».
Los conceptos fundamentales de este psicoanálisis humanista los expone Fromm en tres de sus obras principales: El miedo a la libertad (1941), Ética y psicoanálisis (1947), y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea (1955): al hombre hay que entenderlo a través de una dialéctica individuo-sociedad, en la que la «adaptación dinámica» del hombre a la realidad se lleva a cabo mediante un proceso de asimilación de cosas y de socialización con personas, lo cual constituye su proceso de individuación como ser social, y se convierte en el «carácter social»-objeto de estudio de su psicoanálisis-, o sustrato que media entre la base económica y la superestructura ideológica .
Textos de Fromm.
Gadamer, Hans-George
Gadamer, Hans Georg – Breve biografía.
Filósofo alemán. Nació en Marburgo en 1900, y ha sido profesor en Leipzig (1939), Francfort (1947) y Heidelberg (desde 1949). Desde 1953 dirigió la Philosophische Rundschau. Su formación inicial se situó en el horizonte de la influencia neokantiana y de la fenomenología, y en el estudio del pensamiento griego. Estudió filosofía en Breslau y Marburgo con P. Natorp y N. Hartmann. Posteriormente, fue discípulo de Husserl y de Heidegger en Friburgo, y estudió filología clásica con Paul Friendländer. Su tesis de habilitación, dirigida por Heidegger, versaba sobre la filosofía griega. Pero su actividad filosófica se sitúa en la corriente de pensadores como Nietzsche, Dilthey, Husserl y, especialmente, Heidegger, y desemboca en la formación de la hermenéutica filosófica. Su investigación se dirige al estudio de las condiciones de posibilidad de la interpretación y la comprensión, especialmente en la ciencias humanas, y entiende dicha comprensión como rasgo constitutivo del Dasein humano. Su teoría hermenéutica establece los rasgos básicos de una teoría general de la comprensión -de raigambre heideggeriana-, y efectúa un giro ontológico hacia el ser que es el objeto de la comprensión: el lenguaje.
Más allá del criterio de objetividad ofrecido por las ciencias de la naturaleza, sometida a las condiciones de una abstracción metódica, la hermenéutica -que supera los límites de dicha abstracción que no puede monopolizar la garantía de la experiencia de la verdad- parte del estudio de las estructuras previas de toda comprensión (ver texto ). Ello permite fundamentar las diversas formas de experiencia humanas: no sólo la experiencia científica, sino también la experiencia religiosa, ética, histórica o estética. (De hecho, el análisis de la experiencia estética juega un papel central en su obra fundamental: Verdad y método, ya que la experiencia de la verdad que se da en el arte aparece como modelo para toda experiencia histórica).
Pero la interpretación (hermenéutica) que es requerida para la comprensión la realiza un sujeto histórico, que parte de unas condiciones dadas espacio temporales, y que parte, también, de unas estructuras previas de pre-comprensión (Vorverständnis). Es decir, en todo proceso de comprensión se parte de presupuestos o prejuicios (Vorurteile) -en el sentido etimológico de juicios previos-, que son los que hacen posible todo juicio y constituyen una memoria cultural que abarca teorías, mitos, tradiciones, etc. El sujeto de la comprensión no parte, pues, de cero ni se enfrenta al proceso de comprensión a partir de una tabula rasa, sino que tiene detrás suyo toda la historia. Esto debe ser asumido y esta tradición debe jugar un papel activo ayudando a adoptar una actitud de apertura total hacia lo que se interpreta, ya que solamente a partir de la tradición pueden abrirse caminos nuevos. De esta manera, Gadamer denuncia el prejuicio de todo antiprejuicio (ver texto ). Los prejuicios o presupuestos son constitutivos de la realidad histórica del ser humano, son condiciones a priori de la comprensión, y la pretensión historicista y cientifista de eliminar todo prejuicio es, a su vez, un prejuicio, pero en el sentido de un falso prejuicio. Este afán por desembarazarse de todo prejuicio (que ya se halla en Descartes, que quería evitar toda precipitación y prevención, y que se desarrolla durante la Ilustración) pretendía una comprensión libre de presupuestos. Pero tal pretensión no es posible, y revela una concepción psicologista que pretende la posibilidad de una comprensión basada en una coexistencia atemporal entre el intérprete y lo interpretado. Ante este psicologismo, Gadamer defiende una concepción ontológica basada en la temporalidad del ser de ambos polos: autor e intérprete. Por ello postula la necesidad de una distancia temporal en el proceso de la comprensión. Dicha distancia temporal es productora de sentido y es la que permite desembarazarse de los falsos prejuicios para permitir destacar aquellos otros pre-juicios que ofrecen el camino de la comprensión. Así, huyendo de una concepción atemporalista, Gadamer, que parte de la temporalidad y de la finitud constitutiva del hombre, considera que la historia no nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a la historia (ver texto ). La precomprensión, o los prejuicios, se incardinan en esta estructura de la finitud histórica del ser humano. En este sentido, Gadamer no sólo rehabilita la noción de prejuicio, sino también las nociones de autoridad y tradición (ver texto ), ya que la estructura de la precomprensión o de los prejuicios se remite a la tradición que es la que les confiere sentido.
Por ello, los prejuicios no desaparecen en el proceso hermenéutico, sino que se mantienen en la estructura circular del proceso de la comprensión, originando el círculo hermenéutico(ver texto ). Dicho círculo hermenéutico parte, pues, de la aparente paradoja de que toda interpretación que haya de acarrear comprensión ha de partir ya de la comprensión previa de lo que ha de interpretar: la interpretación ha de moverse dentro de lo comprendido y alimentarse de ello. Pero dicho círculo no es un círculo vicioso, sino que, como ya había señalado Heidegger, permanece abierto (ver cita). En el proceso hermenéutico, el intérprete, que parte de una situación temporal distinta y distante del texto, ha de reconocer lo distinto de la situación. Si la interpretación se efectúa desde una situación presente junto con el horizonte que la define, la comprensión determina también un
horizonte de esta comprensión que, de esta manera, es una fusión de horizontes(ver texto ). Desde ahí se obtiene una experiencia de la verdad, que sobrepasa el ámbito de la distanciación alienante del criterio de objetividad del conocimiento científico, y se muestra y expresa bajo otras formas, a la vez que muestra el carácter difuso de la noción misma de experiencia (noción de experiencia que Gadamer acerca a la de la experiencia dialéctica de la Fenomenología del espíritu de Hegel, aunque marca diferencias entre la autoconciencia absoluta hegeliana y la conciencia hermenéutica).
El medio de toda comprensión es el lenguaje, y toda comprensión es necesariamente un proceso lingüístico. El lenguaje no es un mero instrumento del pensamiento, sino que es constitutivo del mundo del hombre y dimensión fundamental de su experiencia. Lenguaje, comprensión y experiencia del mundo mantienen una estrecha relación, y es en el lenguaje donde se revela la significación del mundo. De esta manera, Gadamer puede decir que el lenguaje es el que permite que los hombres tengan mundo, o que la existencia del mundo humano está constituida de forma lingüística (ver texto ). De ahí, en la línea de las investigaciones iniciadas por Heidegger, Gadamer concluye la identificación de ser y lenguaje, dando lugar a su giro ontológico de la hermenéutica: «el ser que puede llegar a ser comprendido es el lenguaje».
Textos de Gadamer.
Granmsci, Antonio
Gramsci, Antonio (1891-1937) – Breve biografía.
Pensador marxista italiano, nacido en Ales, Cerdeña. De familia modesta, logra matricularse gracias a una beca en la universidad de Turín, pero abandona los estudios en 1914 para dedicarse a la militancia política. Descontento del socialismo, es uno de los creadores del partido comunista italiano, en 1921, tras haber fundado, con Palmiro Togliatti y otros, «Ordine Nuovo», revista semanal -cuya divisa era «Decir la verdad es revolucionario»- que pasó luego a ser quincenal. Elegido diputado y secretario general en 1924, dirigió el órgano del partido comunista, «Unità. Quotidiano degli operai e dei contadini». Arrestado en 1926, fue condenado en 1928 por un tribunal fascista a 20 años de cárcel, y murió en una clínica de Roma, otorgada ya su libertad, pero sin haberla alcanzado de hecho. El fruto de sus lecturas en la cárcel, que le sirvieron como profundización y maduración teórica ante la principal de las cuestiones políticas a que se enfrentaba el partido comunista -las ideas de la Internacional comunista y su propia orientación hacia un partido partícipe del libre juego democrático-, es comentado por él mismo en sus Lettere dal carcere [Cartas de la prisión].Desde un punto de vista estrictamente filosófico, opone su «teoría de la praxis», o «historicismo absoluto», que es lo que se llamó historicismo en la bibliografía marxista, específica y duramente criticado por Althusser en Para leer El Capital, al historicismo metafísico de Croce. La historia sólo se comprende con el método dialéctico, a saber, con la conciencia de las contradicciones reales de la sociedad, y el marxismo no puede concebirse más que como una filosofía de la praxis; a una conciencia revolucionaria sigue la praxis, o transformación de la sociedad mediante el acceso al poder de una clase emergente. Su teoría de la «hegemonía» precisa las condiciones políticas en que una clase puede erigirse en sujeto histórico de la transformación social, como clase dirigente; esto no es posible si se parte sólo de una consideración del Estado como un poder represivo; el Estado no sólo domina, no sólo es aparato político, o dictadura, sino que posee una auténtica hegemonía en muy diversos órdenes y ámbitos, que pueden recibir el apelativo de sociedad civil. El dominio político es consecuencia de la hegemonía que se logra en un grupo social y no a la inversa; el grupo social es primero hegemónico y luego dominante. Estas teorías son una revisión del papel otorgado a la estructura económica en el desarrollo de la sociedad, para reconocer la importancia de los elementos supraestructurales.De ahí la función de los intelectuales y la que ha de desempeñar el partido. Al intelectual compete conseguir que las masas obreras cobren conciencia de su misión histórica y no ha de ser un mero investigador, sino un dirigente del partido, el que ha de comprender la interrelación entre sociedad política y sociedad civil. El partido, a su vez, es el organismo que representa vitalmente los verdaderos intereses de la clase obrera y hay que considerarlo como el «moderno príncipe», con todas las atribuciones que Maquiavelo otorga al suyo.
Textos de Gramsci.
- El Partido Comunista
- Enseñanzas
- Escritos políticos [1917 - 1933]
- Introducción a la filosofia de la praxis
- Introducción al estudio de la filosofía y del materialismo histórico
- La crisis de la pequeña burguesía
- La Internacional Comunista
- La poda de la historia
- La revolución contra el capital
- La situación italiana y las tareas del P.C.I
- Los intelectuales y la organización de la cultura
- Notas sobre la revolución rusa
- Notas sobre maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno
- Un partido de masas
- Enseñanzas
- Escritos políticos [1917 - 1933]
- Introducción a la filosofia de la praxis
- Introducción al estudio de la filosofía y del materialismo histórico
- La crisis de la pequeña burguesía
- La Internacional Comunista
- La poda de la historia
- La revolución contra el capital
- La situación italiana y las tareas del P.C.I
- Los intelectuales y la organización de la cultura
- Notas sobre la revolución rusa
- Notas sobre maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno
- Un partido de masas
Habermas, Jürguen
Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la llamada «segunda generación» de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el conocido Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. Su ingente obra filosófica trata de recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis, frente a la pretendida neutralidad de los saberes positivos y científicos.
Según Habermas, no es posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la cual aquellos saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una razón meramente instrumental. Resultado de ello, de acuerdo con su crítica, es la creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la despolitización de los ciudadanos. Habermas propone una «razón comunicativa», cuyo fundamento sería el carácter intersubjetivo y consensual de todo saber, y que devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.
Textos de Habermas.
Heidegger, Martin
Nació en Alemania en 1889. Cuando era estudiante secundario en Constanza, el párroco le regaló la obra de Brentano Sobre los diversos sentidos del ente en Aristóteles, hecho que el propio Heidegger consideraba como el punto de partida de su camino filosófico. A los veinte años ingresó en el seminario de los jesuitas en Friburgo, pero a las dos semanas el maestro de novicios le pidió que abandonara la congregación, según parece porque su salud era endeble. Ingresó entonces al seminario diocesano de la misma ciudad y estudió Teología en la universidad. Allí cursó los dos primeros años hasta que, en 1911, dejó la Teología por la Filosofía. Durante la Primera Guerra se ofreció como voluntario, pero, por problemas de salud, en vez de enviarlo al frente lo asignaron a la censura de la correspondencia. Entre 1919 y 1923 fue asistente de Husserl en la Universidad de Friburgo, con quien se inició en el método fenomenológico, que luego haría suyo.
Desde un principio su tarea docente llamó la atención y su fama se extendió por toda Alemania. Lo que atraía era su afán por replantear todo desde el comienzo. En su esquema cobraban vida los autores antiguos, desgastados y repetidos mecánicamente en la cotidianeidad de las aulas. En 1927 publicó su obra más famosa, Ser y Tiempo, la cual desde un comienzo causó sensación. Al retirarse de la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Friburgo, por lo avanzado de su edad, Husserl recomendó a Heidegger para el cargo y éste asumió así la titularidad.
Hitler tomó el poder en Alemania en 1933. Su gobierno nombró a Heidegger Rector de la Universidad de Friburgo y éste aceptó el cargo. En su discurso inaugural utilizó un lenguaje muy cercano al del nazismo de la época, hablando del "destino de la nación" y de "la misión espiritual del pueblo alemán". Al poco tiempo, Heidegger comprendió que, con la nueva estructura política, el control de la universidad no recaía ya sobre el rector sino sobre los estudiantes afiliados al partido nazi, por lo que, al año siguiente de haber asumido, presentó su renuncia, continuando con la tarea docente. Este paso por el nacional socialismo (los rectores debían ser afiliados al partido) le valió el rechazo de muchos al término de la Segunda Guerra Mundial, en especial en Francia (el otro gran centro filosófico junto a Alemania), donde su filosofía era muy poco difundida. Sin embargo, con el paso de los años se comenzó a distinguir su actuación política de su filosofía, siendo ésta revalorizada y admirada por su profundidad.
Falleció en 1976 y, por pedido suyo, fue enterrado según el rito de la Iglesia Católica junto al campanario de la iglesia de su ciudad natal. Uno de sus sobrinos, sacerdote, presidió el oficio.
El tema en torno al cual gira su pensamiento es el ser. Por eso quienes lo escuchaban sentían revivir a los clásicos, ya que a comienzos del siglo XX parecía imposible oír hablar del "ser" fuera de los círculos neoescolásticos. Pero Heidegger no olía a viejo porque su método era contemporáneo: el fenomenológico. Él denunció "el olvido del ser" en el que había incurrido la Metafísica al dejar de pensar la "diferencia ontológica", la diferencia entre el ente y el ser. Él descubrió en este olvido la raíz de la actitud que el hombre occidental había adoptado frente a la Naturaleza en la Modernidad. De ahí que él entienda que la Ciencia y la Técnica no son lo opuesto de la Metafísica, sino más bien su continuidad histórica, así como el nihilismo es su consecuencia última. En los escritos posteriores a Ser y Tiempo, Heidegger asigna mayor protagonismo al ser que al hombre, y no plantea tanto la necesidad de generar un cambio de actitud frente al ser sino la esperanza de que sea el propio ser el que se nos muestre de un modo diferente y nos permita establecer con él una relación más rica.
Los estudiosos suelen dividir el itinerario filosófico de Heidegger en dos etapas: "El Primer Heidegger", el de Ser y tiempo, que estudiaba al ser en el horizonte humano y profundizaba la reflexión sobre el hombre en cuanto ser capaz de plantearse la pregunta por el ser; y "El Segundo", que en las obras posteriores seguirá reflexionando el ser pero de un modo más directo, abordando otras temáticas, como la Poesía y la Técnica.
Textos de Heidegger.
Luxemburgo, Rosa
El lugar donde nació y la fecha exacta del natalicio de Rosa deLuxemburgo es aun desconocida, pero lo que si se precisa son susorígenes al interior de una familia polaca acomodada, pero su importancia reside en ser una de las revolucionarias mas destacadas en el Siglo XX, y que su pensamiento es aun vigente y vivo,a pesar de la censura evidente de las clases dominantes, también por algunos grupos de la izquierdaconservadora.
Siendo muy joven, se integró al Partido Social Demócrata Alemán, donde desarrolló importantes labores vinculadas especialmente con la formación y la educación, en particular en lo atinente a las cuestiones económicas. Fue también, colaboradora en su órgano teórico Neue Zeit y en el célebreVorwaerts. Supo integrar del mismo modo el Comité Central del partido, dio la pelea por democratizar la estructura del partido así como tambiéncombatió la hegemonía de las tendencias lasalleanas y bernsteinianas. Así, alguna vez escribió en referencia a la importancia del pensamiento revolucionario: “En la historia, el socialismo es el primer movimiento popular que se fija como objetivo, y que a la vez sea encargado por la historia misma, dar a la acción social de los hombres un sentido consciente, introducir en ella un pensamiento metódico y, por lo tanto, una voluntad libre”.
Parte de su obra, se desarrolló a lo largo de la Primera Guerra Mundial, a la que se opuso vigorosamente. En sus escritos, polemizó sobre este tema al igual que sobre otros tales como la espontaneidad de las masas y la necesidad de su organizacióncon Lenin, especialmente en "Problemas organizativos de la socialdemocracia". Sus discusiones, a veces muy duras, le significaron duras criticas y actitudes poco fraternales, pero con los socialdemocratas rusos y de otro países de Europa no significaronjamás el rechazo de uno de ellos por el otro. Ambos se consideraronmutuamente y por siempre, socialistas revolucionarios.
Sus postulados antiimperialistasentre los cuales se cuenta la afirmación: “estamos situados hoy ante esta elección: o bien el triunfo del imperialismo y decadencia de toda civilizacióncomo en la Roma antigua, la despoblación, la desolación, la tendencia a la degeneración, un enorme cementerio; o bien victoria del socialismo, es decir, de la lucha consciente del proletariado internacional contra el imperialismo y contra su método de acción: la guerra” fueron fundamentales en la oposición a los intereses belicistas de las potencias capitalistas de principios del siglo pasado. Lo cual le significo la cárcel durante varios años, sin contar las decenas de veces que visito lacárcel por participar en mítines o manifestaciones publicas. Ante el contexto, de comienzos de la guerra, el partido socialdemocrata toma laposición de participar en la primera guerra mundial, lo que provoca laescisión al interior del partido socialdemocrata alemán.
El triunfo de la Revolución Rusa en octubre de 1917, significó la chispa que comenzó a extenderse por toda Europa. En Alemania, pronto surgieron las revueltas y manifestaciones obreras producto de la disconformidad respecto de las acciones del gobierno de la República de Weimar. Entre 1917 y 1918 los socialdemocratas escindidos en años anteriores ven la necesidad de reagruparse y poder construir una alternativa revolucionaria ante este contexto de algidez social, Rosa deLuxemburgo junto a otros revolucionarios, entre ellos Karl Liebknecht yKarl Radek, dan el vamos a una iniciativa de izquierda llama Spartakusbund, o mas conocido como: "La Liga Espartaco".
Ante este contexto, y ya nuevamente libre y en las calles, Rosa profundiza sus tesis anteriores sobre espontaneidad, organizacióny el rol de conducción, y ella misma afirma: “La ausencia de una dirección, la inexistencia de un centro encargado de organizar a la clase obrera berlinesa, no pueden aceptarse por más tiempo. Si la causa de la revolución debe progresar, si la victoria del proletariado y el socialismo deben ser algo más que un sueño, es necesario que los obreros revolucionarios creen organismos dirigentes capaces de guiar y de utilizar la energía combativa de las masas”.
En los meses finales de 1918, en un marco europeo sacudido recientemente por el proceso revolucionario Ruso, La Liga Espartaco a pesar de ser una expresión partidaria un tanto pequeña, toma laconduccion del proceso y lleva adelante un proceso de insurrexional de masas, que termina abruptamente en los meses de Enero y febrero de 1919, con un aplastamiento brutal por parte de las fuerzas armadas. El dia 6 de Enero de 1919 Rosa de Luxemburgo y Karl Lieblnecht son arrestados y fusilados mientras se les llevaba a la carcel, por miembros de los freikorps o cuerpos francos, formación paramilitar ultranacionalista que serviría posteriormente de base a los grupos de asalto nazis. El cuerpo de RosaLuxemburgo, fue arrojado a un río desde un puente. Allí aparecen cada enero, infinidad de flores rojas.
Algunos de los textos [son los mismos aparecidos en sus "Obras Escogidas"]
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Marcuse, Herbert
Marcuse, Herbert (1898-1979) – breve biografía
Filósofo alemán nacionalizado norteamericano. Nació en Berlín en el seno de una familia judía burguesa. Ya de joven adoptó posiciones políticas de izquierda, que le llevaron a simpatizar con el movimiento socialdemócrata alemán, pero en 1920, después de la ejecución de Rosa Luxemburgo y del fracaso de la revolución espartaquista, abandonó desilusionado Berlín y dejó de participar de manera directa en la actividad política. Marchó a Friburgo para estudiar con Heidegger, cuyo pensamiento, junto con la fenomenología husserliana, la filosofía de la historia y de la vida de Dilthey, el marxismo y el pensamiento de Hegel, fueron sus grandes influencias iniciales.
En su primera etapa intentó una conciliación de los pensamientos de Hegel y de Heidegger. Éste último fue quien dirigió su tesis doctoral que publicó en 1932 con el título La ontología de Hegel y la teoría de la historicidad, en la que creyó encontrar una anticipación de la noción heideggeriana de historicidad en la doctrina de Hegel sobre el ser. Intentó, además, la conciliación de esta línea de pensamiento con las tesis de Marx. Interesado por la investigación de los fundamentos de una teoría social, en el mismo año fundó, junto con Adorno, Horkheimer y Benjamin, la llamada Escuela de Francfort. Al año siguiente, debido a la ascensión de los nazis al poder, se exilió y finalmente se estableció de forma definitiva en los EE.UU., donde ejerció como profesor en las universidades de Columbia, Harvard, Boston y San Diego.
En su etapa americana reanudó y profundizó su interés por el psicoanálisis de Freud del que toma especialmente los conceptos de sublimación, represión, principio del placer y principio de realidad, para integrarlos con los conceptos marxistas de alienación, fetichismo de la mercancía y explotación. De esta manera, su pensamiento puede encuadrarse dentro del llamado freudomarxismo, (aunque reprocha al neo-psicoanálisis de autores como E. Fromm, K. Horney o H.S. Sullivan, el abandono de los aspectos potencialmente subversivos del psicoanálisis, al que acusa de constituirse en instrumento de integración de los individuos en una sociedad represiva). Ciertamente no parecía fácil una conciliación de las posiciones de Marx y las de Freud, quien había señalado el carácter represor de la cultura. El debate entre las concepciones de ambos autores, que data de los años veinte, ya había suscitado un amplio movimiento teórico, del que Wilhelm Reich era uno de los abanderados, en el sentido de afirmar que la auténtica emancipación social debía pasar por una revolución no sólo social, sino también sexual. Marcuse, en su obra Eros y civilización (1955) hace una reinterpretación de El malestar en la cultura de Freud, y un estudio de las causas de la represión social y sexual, e intenta teorizar las condiciones de una sociedad y una cultura no represivas.
Si bien es cierto que Freud (ver texto ) había señalado que es necesaria una cierta «represión» de la libido para que pueda triunfar el «principio de realidad», y había indicado entre los mecanismos de la cultura la tensión entre las pulsiones de Eros y Thánatos, orientada hacia la formación represora de la cultura (que, como dice Freud, no tiene la felicidad como uno de sus valores), también es cierto que el mismo Freud había señalado aspectos contradictorios en el mismo Eros, y aspectos positivos en la sublimación. Respecto a ello, Marcuse indica que los aspectos mas destructivos de la represión se dan en las sociedades especialmente opresoras, y señala que en las modernas sociedades industriales de consumo, se añade una sobrerepresión, que es fruto de la unión de la represión del principio de realidad con la del principio de rendimiento que está en la base de las sociedades capitalistas. Por otra parte, por esta época, Marcuse se enfrentó también con el marxismo soviético, ya que también éste se convirtió en instrumento al servicio de una sociedad represiva burocrática y totalitaria. De hecho, sustentaba Marcuse, las sociedades basadas en el modelo soviético también desarrollaron características represivas, pero aunadas al cinismo con el que intentaron enmascarar la explotación. No obstante, es en las sociedades capitalistas más desarrolladas donde aquella sobrerrepresión se convierte en más eficaz por estar completamente enmascarada y mistificar la conciencia de los hombres (ver texto ).
Así, se produce una aparente paradoja, de forma que Marcuse, máximo abanderado de la revolución sexual y de una sexualidad polimorfa, arremete en contra de la pretendida liberalización de las costumbres que se produjo en las sociedades capitalistas más desarrolladas, que lejos de conducir a una mayor libertad, ha sido completamente integrada por el sistema y la ha puesto a su servicio, convirtiendo la misma sexualidad en objeto de consumo. El hombre de la sociedad capitalista «avanzada», obnubilado por un consumo sin freno y por una falsa liberalización de las costumbres, pierde todo sentido crítico, se convierte en un hombre unidimensional, integrándose más y más en el sistema. Incluso el proletariado industrial, el supuesto sujeto revolucionario, según el marxismo, ha llegado a perder este carácter y ha sido integrado en el sistema capitalista, comprado por el espejismo del falso bienestar ofrecido por el consumismo. Ante esta generalización de la alienación y de la unidimensionalización de los hombres, es preciso, según Marcuse, a la vez una reivindicación y una reinterpretación del pensamiento de Marx: mantener su capacidad crítica, pero replantear ésta crítica no tanto desde la concepción marxista clásica de la alienación del trabajo, sino a partir de la felicidad total del ser humano. Se trata, según Marcuse, de añadir al marxismo la dimensión de lo lúdico, de la alegría, del erotismo y de la eudaimonía en el sentido más amplio.
Puesto que la explotación capitalista se mantiene, pero las formas de dominación se han hecho más sutiles, y el sistema ha llegado incluso a obtener el consentimiento de los explotados (ya que la manipulación de las necesidades y los deseos que realiza el sistema llega incluso hasta el pensamiento mismo), Marcuse considera que solamente las capas más marginales de la sociedad (el lumpenproletariado) y, especialmente, los jóvenes, pueden constituirse en los nuevos sujetos revolucionarios. Esta lucha contra la falsa conciencia y la alienación debe llevarse a cabo en todos los terrenos. Acabar con la sobrerrepresión y realizar la tarea de la auténtica emancipación de la humanidad, supone una auténtica subversión total de todas las estructuras sociales, especialmente de las propias de la organización del trabajo, al modo como ya lo habían planteado ciertos autores del llamado «socialismo utópico» (como Fourier, por ejemplo), pero aún de forma más radical.
Durante los años sesenta el pensamiento de Marcuse se convirtió en el inspirador de la llamada «nueva izquierda», tanto americana como europea, y su pensamiento se constituyó en uno de los núcleos protagonistas de las revueltas estudiantiles de 1968, especialmente del «mayo francés».
Textos de Marcuse:
Para Principiantes
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- Piaget para Principiantes
- Psicoanalisis para principiantes
- Psicologia para Principiantes
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Adaptaciones de Textos Clásicos y otras colecciones abordadas a través del comic
- El Manifiesto Comunista Ilustrado [Rius]
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EL TERRIBLE APORTE.
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